Nuestro archipiélago es conocido por su excepcional biodiversidad y belleza natural, se enfrenta a un desafío silencioso pero devastador: la invasión de especies de fauna exóticas. A lo largo de los años, numerosas especies de animales no nativos han sido introducidas en las islas, lo que está generando graves consecuencias para el ecosistema canario.
Es importante reconocer que la Agenda 2030 no es perfecta y que enfrenta desafíos en su implementación. Estas críticas constructivas son válidas y deben ser abordadas para asegurar su éxito. Sin embargo, la postura de la extrema derecha va más allá de estas críticas y se basa en la desinformación y el rechazo a la cooperación internacional, utilizando tácticas de miedo y manipulación para desacreditar los esfuerzos destinados a luchar contra el cambio climático.
Son demasiadas las ocasiones que cuando estoy mirando la carta de un bar o restaurante escucho esta frase por parte de un camarero. Y siempre se convierte en una oportunidad para hacerles caer en la cuenta de que hay consumidores que nos gusta tomar vino de nuestra tierra. Las respuestas son variadas, pero sigo sorprendiéndome de lo que ocurre en Canarias.
Aunque parezca increíble, todavía hoy, defender el medio ambiente, ser ecologista, es poner en riesgo tu propia vida, en muchas partes del mundo. Son nuestros héroes del Siglo XXI.
La charla de Pere Estupinyá y Antonio Morales pone de manifiesto un debate sobre el doble negacionismo de la emergencia climática que vivimos en la actualidad y que tiene su vertiente también en Gran Canaria.
Reproduzco una reflexión sobre el proyecto del Salto de Chira de Raul García Brink, Coordinador de Desarrollo Económico, Energía y Clima del Cabildo de Gran Canaria, y además amigo y compañero hace casi 20 años de sueños, esperanzas y luchas ecologistas en nuestras islas.