lunes 09 / 03 / 2020

Pocas veces le damos la palabra a los protagonistas y por eso me decido a tener una conversación y escuchar a tres usuarios de la patineta, unos “patinéfilos” de nuestra ciudad de reciente acercamiento a esta nueva forma de transporte urbano.


Conversación con tres “patinéfilos” de #LPGC

Conversación con tres “patinéfilos” de #LPGC

Mucho se está hablando en el último año del creciente uso de las patinetas eléctricos, conocidos técnicamente como vehículo de movilidad personal (VMP) en casi todo el mundo y, en particular, en nuestra ciudad. Pero, pocas veces le damos la palabra a los usuarios y por eso me decido a tomarme un café y escuchar a tres “patinéfilos” adeptos a esta nueva forma de transporte urbano.

Me reúno con ellos en la Plaza de España para que puedan llegar por el carril bici en sus respectivas patinetas. Después de las presentaciones, comienza la conversación con Cristina Batista, de 47 años, Apolinar Díaz (44) y Héctor Cardeñosa (32) en la que relatan cómo han dejado el coche atrás y, gracias al uso de esta alternativa de transporte sostenible, han ganado calidad de vida, ahorrado tiempo y dinero.

Cristina lleva sólo cuatro meses con su patineta Xiaomi M365, el mismo tipo que utiliza la mayor parte de los usuarios de la ciudad. Cuenta que “se siente muy contenta porque ya no usa el coche a diario y se ahorra mucho dinero en combustible y en el aparcamiento que ha dejado de alquilar cerca de su oficina”.

Apolinar lleva un poco más de un año con su VMP y ha pasado de coger el coche todos los días a no usarlo hasta 5 ó 6 días seguidos. Además, detalla que prefiere la patineta a la bici porque le resulta más cómoda para su trabajo, ya que puede moverse por toda la ciudad para mantener reuniones y plegarla cuando quiera.

Héctor utiliza la patineta eléctrica desde julio de 2019. Lo suele hacer por la Avenida Marítima y, en horas punta, desde la zona del Hospital Negrín hasta la zona de Vegueta, y, según afirma, “cada vez en mejores condiciones por la creciente construcción de la red de carriles bici”. En cambio, Cristina realiza su principal recorrido por el carril bici de Paseo de Chil y prefiere este medio a la bici porque en ese recorrido podría llegar sudada al trabajo.

Los tres coinciden en que esta nueva forma de movilidad sostenible “les ha cambiado la vida y la percepción de las distancias”. Apolinar comenta que no tarda más de 10 minutos en hacer casi cualquier trayecto, mientras que evita colas y estrés diario. Por su parte, Héctor recalca que “ahora se da cuenta de que existen comercios que antes no sabía que existían cuando iba en coche”.

Con respecto a la situación de los VMP en Las Palmas de Gran Canaria, los tres esperan que pronto se actualice la normativa para que se equiparen las normas de uso a las de la bicicleta. En este sentido, tanto Héctor como Apolinar coinciden en la necesidad de permitir más potencia para poder subir cuestas y esperan que se siga ampliando y mejorando la red de carriles bici como la intersección de la Calle Funchal con Paseo de Chil o Secretario Padilla, pero destacan el esfuerzo que se ha hecho en la ciudad. Un esfuerzo, señalan, que se está viendo “día a día”.

Cristina recuerda que hay zonas de los carriles que no están muy bien asfaltados y que cuando caen hojas de palmera en el asfalto genera inestabilidad al vehículo. Cristina coincide con Apolinar y Héctor en la valoración muy positiva de los VMP, pero cuenta que uno de los contras que tiene la patineta es que se debe organizar bien porque cuando sale no puede realizar la compra aunque sus compañeros de entrevista le replican que eso “lo puede solucionar con un macuto de 25 kilos donde caben muchas cosas”.

Los tres, hasta el momento, no ven prioritario los aparcamientos para patinetas pero cuando suba el nivel de uso, coinciden en que “no estaría mal tener algunos en puntos estratégicos”.

Apolinar desde su propia experiencia recalca que “no hay más gente que la usa porque no la han probado, a mí me la regalaron y a partir de ese día no me he bajado de ella (…), y encima me ahorro 150 euros al mes”. Cristina nos cuenta una curiosidad, y es que tiene una “lista de espera de amigos y amigas, para probar su Xiaomi M365”.

Está claro que esta alternativa de transporte sostenible se abre paso en las calles de nuestra ciudad y gana adeptos de forma imparable. Uno siempre debe escuchar a los protagonistas y esta experiencia me ayuda a aprender y poder transmitir estas aportaciones a los procesos abiertos en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria de cambios de normativa y de mejoras de los carriles bici. #Seguimos