Reproduzco una reflexión sobre el proyecto del Salto de Chira de Raul García Brink, Coordinador de Desarrollo Económico, Energía y Clima del Cabildo de Gran Canaria, y además amigo y compañero hace casi 20 años de sueños, esperanzas y luchas ecologistas en nuestras islas.
Reproduzco en este espacio una reflexión que hago propia de Raul García Brink, Coordinador de Desarrollo Económico, Energía y Clima del Cabildo de Gran Canaria, y además amigo y compañero hace casi 20 años de sueños, esperanzas y luchas ecologistas en nuestras islas.
El ultraconservacionismo de los que se declaran contrarios al proyecto implica seguir quemando petróleo, pero, sobre todo, supone una recesión, una vuelta atrás. Sus posturas de corte romántico, sin el apoyo de argumentos y evidencias, profundiza todavía más en la crisis climática y en el colapso civilizatorio. Tenemos 15 años para aplanar la curva de las emisiones de gases de efecto invernadero y no creo que estemos para debatir desde el misticismo ecológico que nos propone la plataforma detractora del proyecto
Los que defendemos el proyecto queremos transformar la realidad, porque sabemos que el sistema económico actual nos conduce a seguir quemando combustibles fósiles. Y lo hacemos desde una visión optimista y efectiva, porque creemos que la tecnología puede y debe estar al servicio de objetivos sostenibles que mejoren nuestra calidad de vida respetando el medio ambiente e, incluso, restaurándolo allí donde sea posible. Nuestros argumentos parten de una evaluación objetiva de los riesgos ambientales a los que nos enfrentamos y un análisis basado en la evidencia de las posibles soluciones.
Me considero una persona que cree en la ciencia y, por lo tanto, defensor de los valores de la Ilustración. Por ello no puedo dejar de lado las opiniones de voces autorizadas de la universidad o del ITC. El Salto de Chira no es incompatible con la preservación del barranco. Sin embargo, carecer de una pila de almacenamiento en Gran Canaria es incompatible con alcanzar los objetivos climáticos que nos hemos impuesto. Y no quiero pensar en qué ocurrirá con nuestros ecosistemas en un contexto de calentamiento global desbocado. Hay literatura científica de sobra al respecto y esconder la cabeza como el avestruz me parece una estrategia suicida.
Estimados lectores, a medida que los riesgos ambientales y los impactos del cambio climático se intensifican gradualmente, es evidente que la lucha ecologista debe tener que ver con la acción, no con un debate interminable. El debate interminable no conduce a nada. Al final, hay que tomar decisiones y el Cabildo ha apostado por el rápido desarrollo de tecnologías limpias de vanguardia. Esta fase de implementación aún no está sucediendo lo suficientemente deprisa, pero ya es evidente en la integración de paneles solares, vehículos eléctricos y aerogeneradores en nuestros paisajes.
Con el Salto de Chira vamos a proteger el planeta y nuestra isla, pero, además, protegiendo el planeta mejoramos la calidad de vida de la ciudadanía. Este proyecto nos va a permitir aumentar la penetración de renovables en Gran Canaria. Y las tecnologías limpias son mejores, no solo más ecológicas. La eficiencia energética y las energías renovables generan menores costes operativos. Los pueblos y ciudades serán más saludables, más seguros y cómodos que en la actualidad. Además, la inversión basada en bajas emisiones de carbono genera empleo y crecimiento económico.
El Salto de Chira jugará un papel clave, pero deberá ir acompañada de autoconsumo, almacenamiento con baterías, comunidades energéticas locales e industriales, agrovoltaica o centrales híbridas de solar y eólica. Sin lugar a dudas, el Salto de Chira nos hará más sostenibles y nos ayudará a protegernos contra las amenazas de la emergencia climática, la inseguridad energética y proporcionará agua en la cumbre para enfrentarnos con garantías a las sequías y los incendios.
Para más información: https//saltodechira.com/