Aunque parezca increíble, todavía hoy, defender el medio ambiente, ser ecologista, es poner en riesgo tu propia vida, en muchas partes del mundo. Son nuestros héroes del Siglo XXI.
Dice la definición de la academia de la lengua española que un héroe o heroína es una “persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble”. Creo no hay causa más abnegada y más altruista que la defensa, aún a riesgo de perder tu propia vida, de la madre naturaleza, de nuestro maltrecho planeta.
Aunque parezca increíble, todavía hoy avanzada la primera mitad del siglo XXI, defender el medio ambiente, ser ecologista, es poner en riesgo tu propia vida, en muchas partes del mundo, en especial en Latinoamérica.
América Latina es la región más letal del mundo para los defensores de la tierra, según la Organización “Global Witness”. La posibilidad de un ataque violento en esa parte del planeta según esta organización es mucho mayor que en otras zonas, concretamente en el año 2020, fueron asesinados 227 ecologistas en el mundo. Más del 70% de estos crímenes se perpetraron en América Latina.
Sólo en Colombia, según la ONG Indepaz, más de 600 líderes ecologistas han sido asesinados desde 2016. Estas cifras han hecho que recientemente “Global Witness” haya catalogado a este país como el más peligroso del planeta, por encima de Brasil, Bolivia, México o Filipinas.
Esta problemática no sólo es fruto de las oligarquías locales, de los paramilitares o de la colaboración incluso de determinados gobiernos, sino que también tiene su raíz en algunas empresas bastante “cercanas” a nosotros, algunas empresas que pertenecen al IBEX. En 2018 se dio a conocer el Informe titulado “El IBEX 35 en guerra contra la vida”, en cuyas páginas podemos leer que “se han detectado patrones sistemáticos de vulneración de derechos humanos cuando las empresas españolas tratan de implantar sus megaproyectos en los territorios. La ausencia de un ejercicio de consulta previa, libre e informada tal y como exige el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas es un rasgo común en todos los casos analizados (…) donde están claramente comprometidas varias empresas españolas, como Repsol, ACS, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Acciona y Renovalia”.
Hasta ahora sólo hemos leído números y datos, pero podemos y debemos ponerles rostros a estos “héroes”. Es quizás uno de los más conocidos, el recolector de caucho brasileño, Chico Mendes, asesinado en 1988, que se convirtió en uno de los primeros mártires de la lucha por la defensa del medio natural. Pero recientemente hemos podido conocer otros casos dramáticos de viles asesinatos, como el caso de Breiner David Cucuñame, un niño indígena ecologista, de 14 años, que fue asesinado a balazos este pasado enero mientras caminaba con su padre por las montañas del sur de Colombia, o el caso de Berta Cáceres, activista ambientalista, asesinada en su casa de Honduras por organizar socialmente la oposición a la construcción de una presa.
Demasiados casos en el mundo y en América Latina que por desgracia no tienen difusión en los medios de comunicación europeos, porque demasiadas veces hay por medio multinacionales que “controlan” parte de los mensajes que nos llegan a través de nuestros medios. Nosotros tenemos la obligación de darle voz a estos nuevos héroes del siglo XXI y a sus causas, que sin duda son nuestra misma causa, la defensa del planeta. #NoHayPlanetaB